OFRENDA FLORAL A LA VIRGEN EN SU FIESTA DE AYER DOMINGO 12 DE SEPTIEMBRE DE 2021
¡Santa María de Estibaliz, Madre y Patrona nuestra!
En este día de tu fiesta, vengo contenta de poder representar a todas las que llevan tu nombre y a las y los que llevan tu apellido.
Cuando el padre Emiliano me propuso hacerte la ofrenda, no pude menos que acordarme de mis antepasados nacidos en Argandoña, bajo el manto de la Virgen, como decimos en casa. Que yo lleve tu nombre no es más que el reflejo de lo que tú, Virgen de Estibaliz, has sido para ellos y lo que nos han querido transmitir. Ya lo dice el Himno: “La fe de nuestros padres te alzó esplendente trono”.
Mi bisabuelo Pedro murió en un accidente ayudando a los monjes a acarrear leña. Después sería mi abuelo quien continuara trabajando en favor de tu casa.
La tía de Echavarri, la de Trokoniz, la de Aspuru (hermanas de mi abuela) todas bautizaron a una de sus nietas con tu nombre, por algo sería.
La abuela casi todos los domingos subía andando al Santuario a misa. Sentía una enorme devoción por ti. Una vez, en sus últimos años de vida y cuando el Alzheimer empezaba a hacer acto de presencia, desapareció de casa. Todos como locos buscándola hasta que mi padre dijo: “Tranquilos, seguro que la abuela está en Estibaliz” Efectivamente, estaba en la iglesia, con el delantal y las zapatillas de casa, rezando una salve a la Virgen de Estibaliz, porque la abuela no decía vamos a rezar una salve, no, decía vamos a rezar una salve a la Virgen de Estibaliz.
Mi padre y sus hermanos también te han tenido presente siempre. El tío Isaías dejó como mandato que la última bendición se la diera un monje de esta casa. Mi padre, niño de mal comer, salió adelante gracias al chocolate del racionamiento que el P. Juan distraía de la mesa conventual. Mi tía, la única chica, se llamaba Estibaliz, cómo no. El tío Jose Ignacio se aficionó al canto gregoriano en tu casa y el tío Angel viene andando desde Vitoria siempre que tiene algo que agradecerte.
A los que nos tocó crecer con el coche, la televisión, internet… se nos complicaron un poco las cosas, pues es poco claro el mundo que vivimos, pero aun así siempre Estibaliz, ¡siempre la Virgen de Estibaliz!!
Al presentarme hoy aquí traigo en las manos y en el corazón, junto a esa proximidad, el sentir y el desear de todo el pueblo alavés que te tiene por Patrona. Tú lo sabes y lo conoces mejor que nadie, pues lo ves a la luz de la gloria, después de una vida luchadora, por lo cual invocamos tu intercesión continua y poderosa.
Ves la tensión, y a veces la violencia que se vive entre nosotros; Ves la precariedad de tanta gente a la hora de poner pan en la mesa; lo indefinido y confuso que resulta el sentido de la vida y de las relaciones humanas tan deshumanizadas… También ves nuestros empeños y luchas por abrir el horizonte a las nuevas perspectivas y a las nuevas gentes…
Ayúdanos a sacar adelante nuestra vida y vocación; que consigamos una economía suficiente y responsable para atender a todos; que también los recién llegados tengan un lugar y una mesa; que los padres que ahora entramos en la madurez, sepamos guiar a nuestros hijos que ahora empiezan a recorrer el mundo; y finalmente, sobre todo y para todos, consíguenos vencer la pandemia que llevamos entre manos y hace todo más difícil, para que dentro de dos años podamos celebrar tranquilos los 100 años de tu coronación.
Eskerrik asko Ama, Gracias Señora. Amen
(Estibaliz Bustero Arrieta)
¡Santa María de Estibaliz, Madre y Patrona nuestra!
En este día de tu fiesta, vengo contenta de poder representar a todas las que llevan tu nombre y a las y los que llevan tu apellido.
Cuando el padre Emiliano me propuso hacerte la ofrenda, no pude menos que acordarme de mis antepasados nacidos en Argandoña, bajo el manto de la Virgen, como decimos en casa. Que yo lleve tu nombre no es más que el reflejo de lo que tú, Virgen de Estibaliz, has sido para ellos y lo que nos han querido transmitir. Ya lo dice el Himno: “La fe de nuestros padres te alzó esplendente trono”.
Mi bisabuelo Pedro murió en un accidente ayudando a los monjes a acarrear leña. Después sería mi abuelo quien continuara trabajando en favor de tu casa.
La tía de Echavarri, la de Trokoniz, la de Aspuru (hermanas de mi abuela) todas bautizaron a una de sus nietas con tu nombre, por algo sería.
La abuela casi todos los domingos subía andando al Santuario a misa. Sentía una enorme devoción por ti. Una vez, en sus últimos años de vida y cuando el Alzheimer empezaba a hacer acto de presencia, desapareció de casa. Todos como locos buscándola hasta que mi padre dijo: “Tranquilos, seguro que la abuela está en Estibaliz” Efectivamente, estaba en la iglesia, con el delantal y las zapatillas de casa, rezando una salve a la Virgen de Estibaliz, porque la abuela no decía vamos a rezar una salve, no, decía vamos a rezar una salve a la Virgen de Estibaliz.
Mi padre y sus hermanos también te han tenido presente siempre. El tío Isaías dejó como mandato que la última bendición se la diera un monje de esta casa. Mi padre, niño de mal comer, salió adelante gracias al chocolate del racionamiento que el P. Juan distraía de la mesa conventual. Mi tía, la única chica, se llamaba Estibaliz, cómo no. El tío Jose Ignacio se aficionó al canto gregoriano en tu casa y el tío Angel viene andando desde Vitoria siempre que tiene algo que agradecerte.
A los que nos tocó crecer con el coche, la televisión, internet… se nos complicaron un poco las cosas, pues es poco claro el mundo que vivimos, pero aun así siempre Estibaliz, ¡siempre la Virgen de Estibaliz!!
Al presentarme hoy aquí traigo en las manos y en el corazón, junto a esa proximidad, el sentir y el desear de todo el pueblo alavés que te tiene por Patrona. Tú lo sabes y lo conoces mejor que nadie, pues lo ves a la luz de la gloria, después de una vida luchadora, por lo cual invocamos tu intercesión continua y poderosa.
Ves la tensión, y a veces la violencia que se vive entre nosotros; Ves la precariedad de tanta gente a la hora de poner pan en la mesa; lo indefinido y confuso que resulta el sentido de la vida y de las relaciones humanas tan deshumanizadas… También ves nuestros empeños y luchas por abrir el horizonte a las nuevas perspectivas y a las nuevas gentes…
Ayúdanos a sacar adelante nuestra vida y vocación; que consigamos una economía suficiente y responsable para atender a todos; que también los recién llegados tengan un lugar y una mesa; que los padres que ahora entramos en la madurez, sepamos guiar a nuestros hijos que ahora empiezan a recorrer el mundo; y finalmente, sobre todo y para todos, consíguenos vencer la pandemia que llevamos entre manos y hace todo más difícil, para que dentro de dos años podamos celebrar tranquilos los 100 años de tu coronación.
Eskerrik asko Ama, Gracias Señora. Amen
(Estibaliz Bustero Arrieta)